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Todas estas imágenes portentosas del mundo son de Él,

esta Imaginación, que bellamente tomó forma, es de Él.


Los ojos son de Él; la luz, de Él, la facultad de la visión, también de Él;

la mirada y lo mirado, de Él; la visión de lo poco y de lo mucho, de Él.


La voluntad, de Él; la fuerza, de Él; la acción, de Él; el camino, de Él;

el ir y el venir de cada paso y el recién llegado, de Él.


La generosidad y el ser, de Él; la causa y el efecto, de Él;

la alegría y la aflicción, de Él; la herida, de Él; la curación, de Él.


La jaula y la cadena, de Él; el alpiste, de Él, y la trampa, de Él;

el pájaro, de Él; la rosaleda, de Él; la melodía grave y la melodía aguda, de Él.


“Yo”, de Él; la casa, de Él; la aspiración y la disposición de servir, de Él;

la riqueza, de Él; la mano, de Él; la quemazón del fuego y el aliento, de Él.


La Creación se sostiene gracias a la aspiración del amor;

la unión de átomo con átomo y las partes del mundo son de Él.


¡Oh Nurbakhsh! Ese aliento ardoroso que tienes ¿de quién es?

Te lo diré, si quieres escucharme: también de Él.

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