top of page

LA CARPA DE LA UNIDAD

Nada desea mi corazón, desde que siente la pasión por Ti,

nada desea mi corazón, sino la imagen de cruz de tu cabellera. 


Por el fuego ardoroso del Sinaí de nuestro corazón,

Moisés está impaciente por encontrar su llama.


Quien te conoce, a nadie más conoce,

pero es que, salvo Tú, no hay nada más. 


En el espacio de la Unicidad levantamos la carpa de la Unidad,

porque ahí no hay muftíes ni guardianes.


Me he perdido en el valle de la perplejidad, 

porque allí no hay ni rastro de las caravanas, ni se oyen esquilas.


¡Oh tú, asceta mezquino! No te vanaglories tanto,

pues no hay lugar para los moscardones en el espacio del Simorq.


Aquella “luz que otorgan” a los libres que hacen arder al mundo

no se la dan a cualquier hierba seca.

bottom of page