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A quien como la alquibla de la oración crearon,
desde el primer día, confidente de los misterios le crearon.
Para ocultar el rostro de la Realidad en todo lo creado,
cientos de imágenes irreales crearon.
A unos los crearon para el gozo y para la alegría;
a otros, para la resignación y el sufrimiento los crearon.
Al gnóstico, para la no-existencia y para la humildad le crearon,
y al asceta, para la súplica y para la renuncia le crearon.
Para que, finalmente, el “yo” y el “tú” salieran de los ojos,
una vereda llena de altibajos, en la senda del amor crearon.
Y para que el viajero se encaminara hacia la Kaaba deseada,
fervor y canto, tork-o-heŷāz crearon.
Vi que Nurbakhsh era cordial con los enemigos,
aunque a él cariñoso para con los amigos le crearon.
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