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REALIDADES DEL AMOR (5)

Dije: “Como un espejo puliré

el orín de mi propio corazón, a fin de ver en él tu Rostro,


para que se revele la imagen de tu Cara 

y me prepare para hablar contigo”.


Pero vi que esto era mera imaginación:

¿qué espejo iba a pulir?, ¿cómo te iba a buscar?


Esa imaginación era mi propio velo ¡Ay!,

en vano te deseo.


Ya no ansiaré tu encuentro,

pues sé que solamente el anonadamiento es el remedio.

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