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REALIDADES DEL AMOR (22)

Todo cuanto encontramos 

fue gracias a la aspiración y al valor de los alientos.


Abandonamos lo particular y, por la gracia del encuentro con el Amigo,

nos sumergimos en lo Universal.


Perdiendo el corazón por amor a su rostro,

nos hemos liberado del hombre y las criaturas.


Para los ebrios de amor,

no hay diferencia alguna entre la seda y la arpillera.


El que siente pasión por el Amigo,

no diferencia el hueso de la cáscara.

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