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A causa del anhelo que el Amado sentía por nosotros,
también nosotros fuimos presa de su amor.
Desde aquel día de la preeternidad en que dijimos “Sí”,
permanecemos fieles a nuestra Alianza.
Éste es nuestro credo:
“Estar en armonía con cualquier credo”.
¡Ay! No hay en toda la ciudad
un médico que entienda nuestra pena.
¡Vosotros, presumidos, por el amor de Dios,
no preguntéis ya más por nuestro estado!
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