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¡Ay, qué pena, que los enamorados de estos tiempos
sean tan escépticos con respecto a su amor!
Sobre el amor no queda sino una mera fábula,
pero esa fábula jamás será olvidada.
Aunque mengue el fervor de los enamorados,
nunca sus llamas morirán.
El amor reinó siempre,
pero nosotros lo hemos sometido.
Cada vez que el amor, en cada era, se dispuso a servir,
vimos cómo crecía el árbol joven del enamoramiento.
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