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Ven, que la mano del destino lanzó la flecha y dio en el blanco
y puso en cada lengua la historia de tu rostro.
¿Qué tumulto fue éste que levantó tu resplandor,
alejando al gnóstico de sí y al sufí de su casa?
Tantas veces levantó fábulas tu mirada cautivadora, en cada era,
que hasta tu conocido cayó en duelo y en llanto.
Mediante el rapto, el firmamento reveló la agitación del corazón
en la danza de la Unidad y en el fervor que ella traía.
¡Qué extraño que, en el zoco del anhelo,
el cantor del amor proclamara tus Atributos, haciendo enmudecer a todo el mundo!
¡Viva la mano del amor que engarzó a mil corazones
con la flecha lanzada con su arco!
Aún “otorga luz” el manantial del sol
gracias al rayo que lanzó sobre el mundo tu Belleza.
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