¡No te hagas tan esquiva! Mi propio corazón es tu morada,
cuanto tengo y no tengo, todo te pertenece.
La hechicería de tus ojos ebrios me robó el corazón de entre las manos,
por eso el pájaro de mi corazón vuela continuamente en tu pasión.
¡Oh Tú, mi bella Amada, más seductora que la flor,
vuelve, que mis pestañas por Ti se han marchitado!
Libre de espacio y tiempo, soy tu esclavo,
hasta el rey de los puros es un triste mendigo ante tu puerta.
Sin amor, está muerto el mundo entero, pues la vida está ahí
donde abre sus alas el pájaro de tu felicidad.
¡Qué conmoción provocas, que a cualquier hora, en cualquier sitio,
todo aquello que escucho sólo me habla de Ti!
Desde aquel día en que Nurbakhsh lo perdió todo por tu narciso ebrio,
comprendió que quien tiene corazón, cae enfermo de Ti.