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El mundo y todo lo que en él existe, no es sino Tú,

la intimidad de todo lo aparente, no es sino Tú.


Tú eres para mis ojos la vida entera de los universos,

es cierto, no es quimera: esa vida eres Tú.


Una ilusión de niños es pensar en “tú” y “yo”,

un pensamiento pasajero, pues nada hay, salvo Tú.


Las líneas y figuras de todo lo existente

son signos de tu Punto, pues nada hay, salvo Tú.


Para quien tiene corazón, eres un mar sin límite,

las olas, las imágenes de todas las criaturas, no son otra cosa que Tú. 


Los gnósticos te vieron con tus propios ojos,

y dijeron: “No hay nada, salvo Tú”.


Por esa “luz que otorgas”, percibo claramente

que, aunque hay cuerpo y hay alma, no hay nada, sino Tú.

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