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EL QUE CONOCE A DIOS

El que conoce a Dios

queda ya libre del recuerdo de “otro” que Él.


El que enferma de Dios

sabe que sólo Dios es medicina de su pena.


Adorarse a sí mismo, no es adorar a Dios,

toda nuestra palabra es esa realidad.


Para llegar a ser, debes ser no-existencia,

la Existencia absoluta es, ciertamente, Dios. 


No viéndose a sí misma, la gota se hizo mar;

éste es la subsistencia; la gota, no-existencia.


No hay diferencia alguna entre los liberados de sí mismos,

aquel que se hizo libre, lleno está de pureza.


Aunque son miles los espejos,

uno solo es el “Dador de luz”. 

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