Aquí estamos nosotros, a la puerta de la taberna, ¿qué deseará el Amigo?
Aquí esperamos con todo el corazón, ¿qué querrá el Dueño de los corazones?
Mil veces damos gracias porque hemos sido liberados de la impureza de la multiplicidad,
ahora que está en el mundo de la Unidad, ¿qué anhelará el corazón despierto?
Ningún deseo tenemos, nos sentimos felices de estar en la taberna,
¿qué más puede anhelar este suspiro ardiente?
Se ha llenado de sangre el corazón y se ha perdido el alma en Él que es Alma del alma,
¿qué más podrá pedirnos ese furtivo Robacorazones?
Hemos abandonado la razón y estamos aturdidos y embriagados,
¿qué querrá el erudito que está sobrio de los ebrios de vino?
Si alguien habla mal de nosotros, no nos ofendemos,
¿qué pretende con eso el necio e inmaduro?
Si “otorgan luz” o no, no hay tristeza alguna,
aquí estamos nosotros, a la puerta de la taberna, ¿qué deseará el Aliento de la Vida?