Cuando volváis el rostro hacia la corte de Aquel que nada necesita,
arrancad de vosotros el talismán del “yo” y el “tú”.
En el camino del Amigo, debéis ir más allá de vuestro propio ser,
arribaréis a la Verdad si os alejáis de lo irreal.
Haced las abluciones con agua de la fuente de la sinceridad y la pureza,
y orad después sobre el cadáver sin amor de vuestro ego.
Volveos inconscientes de todo lo que existe, a excepción del Amigo,
sentíos orgullosos ante aquel que es indigno de realizar esta tarea.
Con el recuerdo del Amigo, alejad la mirada de todo lo creado,
y apartaos de la gente que vive sin amor.
Aunque toda victoria en este empeño depende de la gracia del Amigo,
caminad y apoyaos en la benevolencia del Remediador.
Si buscáis al Aliento de la Vida, como hace Nurbakhsh,
recitad la plegaria del amor, como lo decretaron los poseedores de los misterios.