Desde que dimos nuestra vida por el corazón,
nos hemos vuelto extraños a nosotros y familiares con el corazón.
Aunque la Kaaba sea alquibla de la visión de mucha gente,
nuestra alquibla, en verdad, es la Kaaba del retiro del corazón.
Vimos que el corazón fue el santuario de Su esplendor,
todo lo echamos fuera, salvo al Amigo, en el espacio del corazón.
No es corazón el que palpita en la jaula del pecho,
es trono y ámbito de Dios el corazón.
En la senda del corazón, los enamorados fueron anegados en sangre,
¡oh, cuántas pobres almas fueron sacrificadas a los pies del corazón!
Atrapado por las pasiones, hasta del corazón te has olvidado,
nunca verás volar, en el cielo del ego, al Homa del corazón.
Desde aquel día en que Nurbakhsh dejó la vecindad del “yo” y del “tú”,
él descansa, feliz, en lo más íntimo del esplendor del corazón.