Hemos dejado en prenda nuestro manto en la casa del vinatero,
y el corazón que un día tuvimos, al Dueño de nuestro corazón se lo hemos entregado.
No nos preguntes nada acerca de lo poco o de lo mucho de este mundo,
pues lo poco y lo mucho en el camino del Amigo hemos abandonado.
No pidas de nosotros la respuesta al cómo y al porqué de la razón,
pues esas discusiones, para la gente sobria hemos dejado.
En la vecindad del amor, no ha quedado ni rastro de religiosidad o de sacrilegio,
esta trampa y alpiste, para su comprador lo hemos dejado.
La pasión del amor aventó el “yo” y el “tú”,
cuanto tuvimos y cuanto no tuvimos, en este amor hemos perdido.
¿Qué quiénes somos, nos preguntas? “Nadie”. ¿Qué queremos? “Nada”,
en manos del Aliento de la Vida, nuestro destino hemos entregado.
Con Nurbakhsh apuramos copas de amor anoche,
y a él en prenda, en la casa del vinatero, hemos dejado.