¡Oh trovador!, esta noche hemos caído derrumbados lejos de la razón,
si tocas hasta el alba el canto del delirio, estamos preparados.
El helado suspiro y los lamentos del corazón son la melodía de nuestra Unicidad,
lejos estamos de nosotros mismos, del rosario y la alfombra de oración.
No hay en nuestra mente ningún deseo de fe o de infidelidad,
en el camino del amor y del afecto hemos gastado la moneda de nuestra existencia.
Si has oído que somos libertinos, sin cabeza y sin pies,
es cierto; pero si eres sencillo, también nosotros lo seremos contigo.
En la tinaja del corazón vimos agitaciones, a causa del fermento del amor,
y ahora embriagamos más que mil cántaros de vino.
Nurbakhsh, no es libertad el liberarse del lazo del delirio del amor,
ahora somos libres, porque de la atadura del “yo” y del “tú” nos hemos liberado.