Escucha las palabras con las que Dios instruye
a los enamorados.
Dice: Al principio, os hice arder
y os enseñé el camino del enamoramiento.
Para que Yo pudiera contemplar la imagen de mi rostro,
me desvelé en mi propia manifestación.
Mi amor fue vuestro guía desde el principio
para así establecer la verdadera norma del enamoramiento.
En la preeternidad, puse la trampa del amor
y os hice enamoraros de mí mismo.
Si Yo no lo quisiera, ¿cómo podríais enamoraros?
¿cómo podríais amarme pura y sinceramente?
Si no hay enamorado, ¿cómo va a haber amada?
Si no existe el que rapta, ¿dónde estará el raptado?
* * * * *
Cuando Yo te encontré digno de mí,
puse en tu corazón el anhelo de amor.
Ante todo, el amor te vuelve loco,
hasta que el “yo” y el “tú” se hacen extraños.
Cuando viajes y viajes por las revueltas del amor,
tu ser se alejará del recuerdo de “otro”.
Cuando el amor se hospede en tu interior,
tu razón andará perdida y abatida.
Te librarás del ser y del no-ser,
ya no estarás atado por la soberbia de exhibir tu ser.
No se hace dócil el amor para cualquier tunante,
la trampa del amor no hace caer a cualquier pícaro.
Es digno sólo de los hombres este banquete de lo invisible,
porque no todo corazón es merecedor de esta gracia.
¿Cómo puede el amor acompañar a la pasión?
¿Cómo puede juntarse el necio con el íntimo?
¿Qué tendrá que ver el amor con la fe o con la infidelidad?
¿Qué tendrá que ver el amor con el infierno o con el paraíso?
El amor sólo caza a los que lo han perdido todo,
¿cómo va a echar el lazo a los que son impuros?
Los de corazón vivo se vuelven ebrios a causa del amor,
¿cuándo hallará el amor el que dejó morir su corazón?
El amor sólo se relaciona con la no-existencia,
si sigues existiendo, ¿cuándo podrás gozar de su visión?
El amor sólo busca compañeros valientes
que no se asustan de su propia muerte.
El amor atrapa en su lazo a tu mente
para que ya no queden en ti ni “cómos” ni “porqués”.
Si sientes el amor en tu pecho, ¡adelante!
¡Entra en el reino de la pobreza y de la no-existencia!
Sé enamorado, loco, sin ti mismo,
y en la fila de los hombres libres, sé un derviche.
* * * * *
¿Qué es el enamorado? No es nada, ni siquiera un espejismo,
una imagen borrada sobre el agua.
De cuanto ofrecen ambos mundos, el Amigo le basta.
Salvo con Él, con todos se ve extraño.
En su mundo no hay más que el Bienamado,
no hay otro ardor en él sino el ardor del corazón.
Para él sólo es bueno lo que quiere el Amigo,
su corazón no tiene más deseo que el Suyo.
El deseo de unión que hay en tu mente
no es más que una pasión, la senda es otra.
El que está enamorado no quiere nada más que lo que Él quiere,
pues ha dejado atrás todo deseo.
El verdadero enamorado no tiene que ver nada con el “yo” o con el “tú”,
nada hay en su corazón, salvo el Amado.
El que se ha vuelto loco por amor, no sabe ya quién es,
pues aunque existe, en realidad no es él.
Decir “yo soy enamorado” es una falsedad,
una proclamación que no tiene sentido.
Quien se proclama enamorado ante el Amado
está distorsionando la tarea del verdadero amor.
¿Cómo dices que estás enamorado, con tanto “yo” y “tú”?,
si de verdad eres sincero, debes negarte en todo.
Nunca pidas favores al Bienamado,
deja cualquier deseo, incluso en la mirada.
Delante de su rostro, cierra los ojos a cualquier existencia,
si en existir te obstinas, es que eres un infiel en el amor.
El Bienamado es todo; nada, el enamorado.
El Bienamado es vida; muerte, el enamorado.
* * * * *
¿Quién es el Bienamado? Aquel que quema tu existencia,
El que muestra el camino y las reglas de la no-existencia.
¿Quién es el Bienamado? El que te anula
y te libera de cualquier temor y de cualquier angustia.
¿Quién es el Bienamado? El que te libra
del lazo de tu yo y te llena de gozo.
¿Quién es el Bienamado? El que te hace perderte
y te arroja a la tinaja de la Unidad divina.
* * * * *
Ese Bienamado no es otro sino Dios,
en realidad, ésa y no otra es la única Verdad.
Agárrate al regazo de un consciente
y en la hoguera de Dios arrójate.
Para encontrar la morada de Aquel que tu corazón anhela,
busca a un viajero que conozca el camino.
Tras él, con pies de sumisión y de conformidad,
camina hacia la Kaaba de la pobreza y de la no-existencia.
Si no, te perderás en las encrucijadas
y te harás dependiente de los ignorantes.
En las encrucijadas hay pozos y alimañas,
¡cuidado!, porque arduo, muy arduo es el camino.