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REALIDADES DEL AMOR (3)

¿No conoces, acaso, la agitación de nuestro corazón

cuando con tanta donosura te pones a ondear tu cabellera?


Tus ojos negros me robaron mi fe,

y extraño me volví a cualquier puerta.


Abatido en la senda, aún queda un largo trecho,

sumergido en el hondo remolino del mar de la perplejidad.


Quítame el tiempo que me queda de vida

o socorre al ahogado sumergido en tu mar.


¿Cómo entregar el corazón y poder soportar la lejanía?

¿Cómo sentir amor con tanto anhelo y tener que esperar pacientemente? 

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