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¡Oh muftí! Deja de reprocharnos
a quienes no tenemos más tradición que la ruina.
Con los pies de la mente muchos salieron a buscarnos,
pero nunca encontraron la fuente en que apagamos nuestra sed.
Tu credo es la autoadoración,
y nuestro credo, el anonadamiento.
Cierra tus labios a la palabrería,
porque no eres capaz de comprender este secreto.
El pájaro de nuestro corazón, que voló con el viento,
sólo alberga en su mente la pasión por el divino Cazador.
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