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No hay separación entre el que ama y el Amado,
no hay intermediario entre los dos.
Ve, y lava con el agua de la Unidad la contracción del “yo”,
para poder abrirte a la expansión.
Deja atrás a tu “yo” y mira que eres Él,
no pienses que hay un límite entre ambos.
En tu ascensión a la más alta excelencia del hombre
puedes perder la cercanía de lo divino.
Por eso, mientras no hayas llegado a lo Buscado,
no podrás descansar ni un solo instante.
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