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¡Levántate! Ven a nuestra reunión,
siéntate, sé compañero de nuestro banquete.
Toma la copa del recuerdo de Su cara
y olvídate de “otro”.
No te encierres en ti, como un capullo,
bebe vino y despliega tu ser como una flor.
Después, suelta tus vestiduras
y hazte amigo del céfiro del alba,
para que del color y del olor te alejes
y te goces con tu anonadamiento.
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