Tan extraña es la pena de amor, que, bien mirada, es cura;
conoce bien este misterio el que ha enfermado de esa pena.
Aquel enamorado que se alejó del mundo del “tú” y “yo”
se muestra extraño con la gente, ¿dónde está su mentira?
El amor es un rapto que arrebata toda multiplicidad,
libre está de deseos esa Unidad que te regala.
El amor es la escala de la senda hacia Dios
que te lleva a un lugar donde sólo contemplas a Dios en cuanto miras.
En lo más alto del amor, no se oyó nada, salvo esto: “Yo soy la Verdad”,
porque nadie conoce este misterio, salvo Dios.
Por eso no es un nombre digno para el amor “pena sin cura”,
ésta es la trampa que nos pone Dios: la propia salvación, no la desgracia.
¡Oh Nurbakhsh! Si a ese enamorado inconsciente de sí
le consideras falso, eres injusto.