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¡Oh ignorantes! ¡Albricias!
No por nosotros, sino por el Amado.
En el reino del corazón, aun después de la proclamación de la Unicidad
sigue el templo del fuego en pie, y sus llamas aún vivas.
Nuestro retiro se volvió famoso en todos los confines,
porque hay huellas aquí de aquellos que perdieron su corazón.
Sabemos ser humildes y entregar la cabeza,
decidle a todo el mundo que nosotros también tenemos arte.
En el jardín del amor somos árbol sin hojas y sin frutos,
es evidente que el ardor es nuestro único beneficio.
Era la sangre de nuestro corazón la que afloraba en nuestro ojos,
por eso nuestros ojos son los de un poseedor de la visión.
Si te regalan a Nurbakhsh, es porque él conoce
la cercanía, el ardor y la pasión del fuego del corazón.
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