Salvo la luz de Dios, no hay otra luz visible,
en cualquier parte y en cualquier dirección, nada se manifiesta, salvo Él.
Él es tal como fue en un principio,
salvo el Ser absoluto, no hay nada en todo el mundo, ni seco ni húmedo.
Una ilusión es esta imagen, una apariencia ante tus ojos,
no te sostengas sobre una ilusión, pues no es signo de nada.
Olvida cualquier arte, y busca sólo el arte del amor,
pues más allá de él, no hay arte alguno.
En el girar del tiempo, sólo el instante del amor es fructífero,
pues no hay en la tierra fruto alguno, sino aquel que procede de la semilla del amor.
Todo está, en todas partes, a cada instante, vivo gracias al amor,
¿como podrá entenderlo la mirada carente de visión?
Si no te “otorga luz” el verdadero Amado,
no habrá en el mundo entero rastro alguno de tu existencia.