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El mundo y cuanto existe en él, no tiene credibilidad,

el amigo de Dios no tiene que ver nada con “otro”.


Escuchando el relato del amor, el asceta afirmó que era una fábula.

Cuando se lo conté a la montaña, vi que su corazón se estremecía.


Un corazón vacío de amor no sabe nada de la pureza y la sinceridad,

¿qué sabe de fidelidad y de cariño el que no ama?


¿Por qué confías en el compromiso de la gente del mundo?

El que está encadenado a sus pasiones no es hombre de palabra.


La razón me dio buenas noticias de este mundo,

sin darse cuenta de que el corazón alejado de sí no espera nada de este mundo.


Dile al asceta fatuo e ignorante: ¿de qué presumes tú?

No hay honor alguno en el orgullo o en la hipocresía. 


En el camino del destino, Nurbakhsh cayó en la trampa del amor

y no tiene intención de liberarse, ni pies para escapar.

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