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Con cada aliento, en su esplendor, mi Bella Imagen muestra una nueva imagen.

¡Por Dios! Las artimañas de la seducción también tienen sus límites.


La fidelidad unió las páginas del libro del amor,

¡mira con qué masa tan fuerte está confeccionado el libro del amor!


Laila huyó de Majnún porque alguien le dijo a ella:

“Ese pobre es famoso en el desierto de la locura”.


Con la cabeza de los exaltados y el corazón de los que buscan,

torres y puertas de muralla levantaron, en este reino del anonadamiento.


Ahora, ¡oh Nurbakhsh!, vi claro ese secreto que decías:

“Con cada aliento, en su esplendor, mi Bella Imagen muestra una nueva imagen”.

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