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EL DESEO DEL ENCUENTRO

Nadie podía comprar tu hermosura, sino Tú,

no había otro comprador en el bazar, sino Tú.


Fabricaste un espejo a fin de contemplarte en tu propia Belleza,

y viste que no había nadie que suspirase por hallarte, sino Tú.


Desde el no-ser hiciste aparecer la caravana de todas las criaturas,

desde lo ínfimo a lo inmenso, no había otro, sólo existías Tú.


A causa de tu Ser se levantó un fervor, como en el día de la resurrección,

pero vimos que todo era ilusorio y que no había otro, sino Tú.


Los átomos de todo lo creado eran viajeros del sueño del no-ser,

en todo el universo no había nadie despierto, sino Tú.


Se reveló esta Realidad ante los ojos de mi alma:

desde antes de la eternidad, no había ser alguno, sino Tú.


Al confundirse el antes y el después de lo eterno, Nurbakhsh vio claramente

que en toda la existencia, no había ningún ser manifestado, sino Tú.

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