En el umbral de la existencia, menesterosos del amor,
servimos a la humanidad y a la creación entera, por la gracia del amor.
Nuestros pasos quedaron agotados; sólo si Dios ayuda
podremos recorrer el camino de su Unión, con los pies del amor.
No vimos en los hombres de hoy pureza alguna,
y por eso nos hemos habituado con alma y con espíritu a la pureza del amor.
Pasos sin huella y abandono del “yo”
quizá nos lleven algún día hasta el santuario del resplandor del amor.
En el navío de la esperanza, atrapados en el remolino de la perplejidad,
sólo podrá salvarnos el marinero del amor.
No nos preguntéis más acerca de la fidelidad o la infidelidad.
porque aquí, en nuestra senda, todo es pura infidelidad, salvo el amor.
¡Ay corazón acongojado por la mente engañosa! ¡Oh bienaventuranza, ayúdame
para que pueda volar libre, surcando el ancho cielo del amor!
Yo y tú, tú y yo... ¡Cuánto dolor se encierra en esta casa!
Busquemos el refugio en el sagrado reino del amor.
¡Oh Nurbakhsh! Cierra los oídos de tu mente a las palabras
para que llegues a escuchar con los oídos de tu corazón la melodía del amor.