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Esta noche, este loco tiene deseo de Ti,

con este corazón enloquecido por el amor, te añoro.


Ya no me queda fuerza ni paciencia,

y mis ojos esperan sólo la ayuda de tu aspiración.


Vuelves tu rostro hacia los otros, y te muestras conmigo indiferente,

aunque yo sólo pongo la mirada en tu esbelta figura.


Ajena a mí, te contoneas, ebria,

como si no supieras con qué ardor te deseo.


¡Oh Tú, ebriedad de todo vino! ¡Causa de todo anhelo!

De tu vino me nace esta embriaguez que enardece mi alma.


¡Oh Tú, espíritu, cuyo aliento es aliento del Mesías! ¡Oh Tú, alquibla de Adán!

En la cruz de tu cabellera mi corazón se encuentra maniatado.


Se fue la noche y llega el alba, y yo estoy ebrio, y Tú estás lánguida del vino,

y, enloquecido, permanezco con mis ojos perdidos en tu jarra.


En tu separación me he derretido, ¡oh Tú, causa de todo desconsuelo!,

y con la torrentera de mis lágrimas fluyendo voy hacia tu mar.


Perdónale a Nurbakhsh, por tu amistad y tu benevolencia.

Esta noche, este loco tiene deseo de Ti.

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