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¿Quién soy yo para hablar de mí mismo en Tu presencia,
para hablar con cualquiera, presumiendo de amor?
Soy apenas un punto al que nadie valora,
¿qué son el viaje interno y el externo para sentirme guía?
Soy aún más pequeño para decir: “Soy nada”,
no me pidas que guarde lo revelado y lo secreto.
Salvo un único Ser, nada se ha revelado desde la eternidad,
hablar de cuerpo y alma es pura fábula.
Sin velo alguno vi que Él es el Ídolo y, a la vez, el idólatra.
Entonces, ¿qué sentido tiene hablar de aquel que rompe con los ídolos?
¡Oh tú, predicador! No sé nada de fe o de infidelidad; guarda silencio,
no sea que revele tus secretos a la gente.
Hace ya años que no tengo noticias de Nurbakhsh,
pues se ha borrado de mi mente el “yo” y el “tú”.
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