Es la Ley del amor la que predico, guía del amor soy yo.
Fuego y fulgor del alma de quienes Le anhelan soy yo.
Al que va por la senda de la Unicidad, con pies de aspiración le voy guiando,
las alas de las aves del cielo del amor soy yo.
Un guardián afable del templo de la paz y la pureza,
el umbral y la puerta de la sinceridad y la fidelidad soy yo.
El que escancia la copa de los compañeros en la taberna de la llama sagrada,
calor para los corazones de los que creen y de los que no creen soy yo.
Para el sufí, no hay más milagro que la no-existencia,
¿quién soy?: signo e imagen de la nada soy yo.
Mientras soy inconsciente de existir, yo gobierno la existencia,
mas cuando vuelvo en mí, el más pequeño de los más pequeños soy yo.
Libre del “yo” y del “tú”, me expreso con la lengua del Amigo:
“El que ‘da luz’ al hombre y luz al mundo, desde lo seco a lo húmedo, soy yo”.