Desde la preeternidad no hemos tenido otra Bella Imagen, sino Tú,
con nadie hemos tenido algo que hacer, salvo contigo.
Siempre tuviste relación y secretos con unos y con otros,
pero nosotros no hemos encontrado sosiego sino en Ti.
Completamente sosegados en el lazo de tu cabellera,
jamás tuvimos pensamiento ni pies para huir de Ti.
En tus manos está el movimiento de los universos,
pero, sin Ti, nosotros, ni movimiento ni órbita tuvimos.
Tú eras tu propio enamorado y no hubo nadie más;
nosotros, que perdimos el corazón por Ti, ni amada ni refugio tuvimos.
Tú eres el día iluminado que está oculto a los ojos,
nosotros, sin tu cara, sólo noches oscuras tuvimos.
Cerca del Trovador que toca la melodía de los universos,
¡oh Tú, que “otorgas luz” al alma! En cada aliento, sólo lamentos doloridos tuvimos.