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Aunque somos compradores de tu hermosura,
eres Tú el que ha querido que busquemos tu encuentro.
Al ver los dos narcisos seductores,
nos pusimos enfermos y nos acostumbramos a la pena.
Junto a Ti hemos perdido toda nuestra existencia,
hemos perdido el corazón y venimos buscando al que es su Dueño.
Desde que dimos testimonio de Ti, gracias a Ti,
alegres nos sentimos ante tu favor o ante tu cólera.
¿Quiénes somos nosotros para negarnos a nosotros mismos?
Nuestra existencia es el reflejo de tu propia manifestación.
Viaje interior y viaje externo, caminante y camino, son pura fantasía,
estamos abatidos y hastiados de todos esos nombres.
La eternidad entera no fue sino un único aliento.
Nurbakhsh decía: “¡Como si nunca hubiéramos venido!”
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