Durante toda nuestra vida ha anidado en el pecho el deseo de Ti,
y nuestro corazón hemos perdido en prenda de la trenza de tu cabellera.
Nos hemos desembarazado de todos, para cogernos a tu falda,
y nuestros pies quedaron inmovilizados, a causa del deseo que tenemos de Ti.
Y cerramos los ojos a todo para acudir a tu encuentro,
y lo olvidamos todo por el amor que te tenemos.
Estamos ebrios y no vamos por el camino de la gente cuerda,
y, abatidos, tenemos fijos nuestros ojos en tu esbelta figura.
Y no escuchamos nada que nos hable de “otro” que no seas Tú,
y, aunque sentados en silencio, escuchamos por dentro los clamores por Ti.
Nos alejamos de nosotros para llegar a Ti
y pasamos del “No” por el deseo que tenemos del “Sino”.
Si no nos “das tu luz”, no nos quejamos,
estamos ebrios de tu amor y tu amistad tenemos.