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Ven, ya logré librarme de la atadura de la autoadoración.
Ven, ya llegó el momento de la unión y del juego del amor.
Haré de ti un espejo que refleje al Amigo,
tus ojos pintaré con el colirio de la visión de Dios.
Sé a dónde te lleva el pretencioso,
su camino es sufrir, y sufrir es el fin de ese camino.
Nuestra tienda rebosa con la flor de la Unicidad,
pues me pasé la vida recogiendo flores en el camino.
Cualquier flor que tú busques, la encontrarás aquí,
ven a este jardín, porque te cansarás de tanto andar vagando.
Esa flor que la mano del amor ha cortado
puedes ponértela en el pecho disfrutando su aroma para siempre.
A través de Nurbakhsh viene la esencia del banquete de la pureza;
que el mercader mezquino se siga lamentando: es lo que se merece.
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