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¡Oh, buscador errante, acércate!,

mira hacia aquí, pues aquí está tu Bienamado.


El “yo” y “tú” no son íntimos, no los traigas contigo,

hazte inconsciente de ti mismo y da un giro a tu mente.


No hay nada nuevo aquí, si vienes con el “yo” y con el “tú”,

cuando estés sin ti mismo, podrás buscar y dar la buena nueva.


Si, libre de ti mismo, das un paso, te haré llegar a tu deseo,

pero si aún tienes un “yo” y un “tú”, evita este camino.


Ven hacia aquí caído y abatido. Entra aquí embriagado.

Olvida tu existencia y vacía tu mente de todo pensamiento.


Inconsciente de ti, entra en este lugar, procura no estar cuerdo,

no veas a ningún “otro”, vuélvete sordo y mudo.


El Bienamado te “da luz” con su Belleza,

míralo todo con sus ojos y abandona tu propia visión.

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