Anoche sutilezas enseñaba mariposa a mariposa,
este “tú” y este “yo” sólo amontona fábulas sobre fábulas.
Salvo la vela, no hay que buscar; salvo la vela, no hay que ver,
en el amor, el “tú” y el “yo” se van volviendo como extraño al extraño.
Contempla con los ojos del corazón, oculto está en tu pecho
el tesoro que buscas sin descanso, ruina tras ruina.
Él es el que atrae y el atraído, Él es el buscador y lo buscado,
esto le murmuraba en nuestro círculo el loco al loco.
Aunque el grial contiene un solo vino, oí miles de nombres,
cada vez que pasaba de taberna a taberna.
Si de verdad eres nuestro compañero, pasa valientemente del “nosotros”,
dale tu fe y tu corazón con toda alma al que es Alma del alma.
Cuando el amor se hizo arquitecto, en la Kaaba de nuestro corazón,
levantó en cualquier parte templo sobre templo.
“La luz que Dios otorga”, la da sin cómo y sin porqué.
¿Qué andas buscando en vano, casa a casa?