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Excepto Dios, no hay en el mundo ser alguno,
no busques el amparo de nadie, sino de Él.
Las criaturas del mundo necesitan de Él,
porque no hay, salvo Él, independiente alguno.
Agárrate al regazo de Dios y nada más,
para que de su gracia te llegue crecimiento.
Junto al Amigo es necesario amar,
pero no todos pueden llevar esa corona.
Necesitas amor para perderte en Dios,
libre de la bondad y la malicia, de lo que es bueno o malo.
Para que Él te saque de ti mismo y te convierta en Él,
sin razón, sin saber, sin pensamiento alguno.
Él mismo apartará tu corazón del “yo” y el “tú”
y será el verdadero manantial de la “Luz”.
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