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Aquel que abre sus ojos a Ti, pierde toda ceguera,

aquel que mora junto a Ti, pierde todo lugar.


Si sólo con tus ojos puede verse tu rostro,

¿cómo te puede contemplar ninguno a través de sus ojos?


Tú, realidad de todos los deseos, permaneces, no obstante, indiferente,

¿qué más puede pedirse en este mundo?


Cuando en el zoco del amor, el comprador y el vendedor son uno,

¿qué beneficio hay ya en la compraventa?


Somos el verdadero velo sobre tu rostro,

porque Tú, por Ti mismo, nunca te hiciste oculto para nadie.


Si en tu presencia ya no hay íntimo ni extraño,

deja que alguien revele el gran secreto del amor.


¡Oh Nurbakhsh! Por Su causa soportamos la infamia

toda una vida, tanto que ya no queda nada con lo que puedan infamarnos.

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