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En el samā de los sufíes, abandónate,

deja cualquier razonamiento, cualquier fábula.


Aleja de tu mente el “tú” y el “yo”,

ata los pies de la pasión, del saber y de las artimañas.


Es el retiro del amor, ¡ojo, no te distraigas!,

enloquece, no intentes permanecer sereno.


El llanto y el clamor de los sufíes queman toda existencia,

y su fervor, estado y rapto prenden el corazón.


Olvídate de ti para que puedas contemplar a Dios,

abre los ojos de tu corazón y verás la pureza.


Aquí se alzó el festín de los enamorados,

aquí se alzó el banquete de la fidelidad y de la paz.


Ajeno a cuanto eres, grita ebrio,

y en este santuario del Amigo, entrega alma, cabeza y corazón.


Ofrece el corazón en este zoco del amor,

el que compra el amor aquí es Dios mismo.


Llama a su puerta para que Él te conteste

y sumérgete en llanto, a fin de que Él te abra.


He aquí el festín del samā, he aquí el círculo de los libres,

si verdaderamente buscas a Dios, he aquí el campo de juego del amor.

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