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REALIDADES DEL AMOR (6)

Mi fe me arrebató de entre las manos el sacrilegio de la cabellera

de aquella juguetona, ebria y graciosa Robacorazones.


Viendo a su enamorado indiferente,

le cortará los pasos, rechazará su mano.


¡Ay, ay! Que con la herida de la flecha 

de sus pestañas hirió a muchos corazones enamorados.


A Ella nos rendimos sin condición alguna,

dándole el corazón y entregándole el alma.


¡Quizá Ella nos aleje de nosotros,

quizá nos libre Ella de nuestra existencia!

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